
¿En serio creen que el problema del narco en Argentina es culpa de los inmigrantes peruanos?
1. Little narcos
El país seguía en vilo por los cruentos femicidios de Lara, Brenda y Morena. La ministra de seguridad Patricia Bullrich y su par bonaerense, Javier Alonso, se disputaban la cucarda mediática por la detención en Perú del supuesto asesino Tony Janzen Valverde Victoriano (alias “Pequeño J”) y su ladero, Matías Ozorio. En el medio de todo eso se conoció documentación de una causa penal estadounidense según la cual Federico “Fred” Machado, un argentino acusado de estafas, narcotráfico y lavado, le habría entregado $200.000 dólares a José Luis “cárcel o bala” Espert, el primer candidato a diputado nacional de LLA en la provincia de Buenos Aires. Trancu. La cosa sana.

José Luis Espert y su entonces jefe de campaña Nazareno Etchepare
Lo más alucinante de todo es que el Pequeño E ni siquiera lo negó. No contestó. Se lo preguntaron una y otra vez, durante toda la semana, periodistas amigovios del gobierno de Milei. Nada. Ni sí ni no, ni blanco ni negro. “No voy a prestarme al juego de Grabois”, dijo en alusión a que la información la había dado a conocer Juan Grabuá, tercer candidato en la lista del peronismo en la provincia y, ergo, competidor directo de Espert.
Listo, nos quedamos tranquilos, eh. Nada de cárcel o bala. Le creemos al pelado y ya. Ni que hubiera habido MIL avisos previos de distintos dirigentes de su propio sector, incluyendo a Carlos Maslatown, a Lilia Lemoine, al Gordo Dan o a Agustín Romo indicando que el tipo estaba más sucio que el Riachuelo. Ni que la foto de Espert con su jefe de campaña de 2019 en el avión del presunto narco se conociera, al menos, desde 2021. ¡Hace cuatro años! Después apareció la confirmación documental del Bank of America y, ayer a la noche, el Pequeño E reconoció el pago en un lúgubre video con el que terminó de prenderse fuego.


2. Soldados peruanos-caciques argentos
Me pone realmente de pésimo humor que la sociedad crea, como se intentó instalar incluso antes de que apareciera la presunta transferencia de 200 kilos rúcula de Machado a Espert, que el problema del narco son los soldaditos peruanos de la 1-11-14 o de la nacionalidad y barrio a los que le toque en turno. O sea, sí, claro que ahí hay un problema. La violencia, el narcomenudeo, los tiroteos, los búnkers que le gusta destrozar a Patricia con grúas… todo cierto, todo peligroso (incluyendo a Patricia), pero, ¿qué se puede esperar de una política de seguridad que ladra pero no muerde y de un Estado libertario que roba pero no hace?
Ahora bien, si alguien piensa que la instalación del narcotráfico en la Argentina depende de ese fenómeno territorial de los centros urbanos y de los suburbios de Buenos Aires o de Rosario, le ruego que piense de vuelta. Le pido que mire la foto de Espert con su jefe de campaña en la puerta de un avión privado con “patente” gringa, que revise la historia de la efedrina, los aviones de los Juliá, el caso Southern Winds. Le solicito amablemente que vea o vuelva a ver la entrevista que le hice para Infobae al ex fiscal rosarino antinarco Luis Schiappa Pietra, en especial la parte en la que me explica la complicidad política y judicial con los Monos y los Alvarado. Le pido que piense, que se pregunte, por qué Schiappa Pietra ya no es fiscal antinarco en Rosario.

Al que cree, insisto, que el problema son los peruanos de la 1-11-14, le imploro que revise la lista de clientes del estudio jurídico del ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona y que incluye, entre otros, al principal narco de la provincia de Buenos Aires Mameluco Villalba y al rey de la efedrina Mario Segovia. Le pido, por último pero encarecidamente, que lea o vuelva a leer el caso del juez federal rosarino Marcelo Bailaque que conté acá en La Justa. El tipo, acusado de encubrir narcos junto a un jefe regional de AFIP en complicidad con unos hermanos rarísimos que financian a políticos nacionales de todos los colores y de buenas migas con el supremo juez Ricardo Lorenzetti, fue protegido por el Consejo de la Magistratura (o sea, por los tres poderes) y se terminó yendo con una jubilación de privilegio en lugar de ser destituido y perseguido por delincuente.
¡Son argentinos, chicos! Los políticos, los jueces, los fiscales, los hijos de puta que manejan o usufructúan al narco para financiar campañas o simplemente para enriquecerse no son peruanos. ¡Son argentinos! Son los tipos que caminan por Avenida del Libertador, no por los pasillos de la villa. Son los que se acuestan a tomar sol en la reposera de al lado en la playa. Los que comen en la mesa contigua del restaurant que te gusta en Palermo, San Isidro o la Costanera. Son los que ves en televisión pidiendo cárcel o bala para los ladrones de gallinas o vociferando xenofobia y racismo ante el silencio cómplice de periodistas que los ven llegar en camionetas blindadas o custodiados por patovas pasados de merluza y se hacen los boludos. Porque sí, porque es el juego, porque siempre ha sido así y siempre lo será. Váyanse a cagar todos. Los jueces, los fiscales, los políticos, los periodistas y los narcos.
3. La Corte, siempre la Corte
Pero, ¿adónde está Federico “Fred” Machado, el amigo de Espert? ¿Está en Estados Unidos, en donde lo imputaron y ordenaron su detención el 24 de febrero de 2021? No, no. Está en su casa familiar en Viedma cumpliendo prisión domiciliaria mientras la Justicia y, en particular, la Corte Suprema, le demora puntillosamente la extradición. Ah, mirá, qué loco, dijo mi amiga Inés Perado.
Una Corte con tanto huevo como ésta, tan justa, tan apegada a la ley, tan osada en su lucha contra el crimen organizado. Bueh, como el gobierno, ¿no? Que le dio full powers y recursos a la UIF para perseguir el lavado, que tiene una Oficina Anticorrupción de puta madre, independiente, que rinde cuentas ante el Congreso de la Nación, que investiga al poder. El que las hace las paga y todo eso. ¿No? ¡¿No?!
Tengo para mí, hace rato, que estamos ante la peor Corte Suprema de la historia democrática argentina. La más cobarde. La más chupa medias. La más intrascendente. La más reaccionaria. La más opaca. La más cómplice. La más destructora del Estado de derecho. Ahora, su actuación en el proceso de extradición de Machado es honestamente increíble.
Primero, la demora: el Procurador interino Eduardo Casal dictaminó el 4 de abril de 2023. ¿Qué dijo? Que la decisión del juez federal neuquino ordenando la extradición es correcta y que hay que confirmarla y mandarlo a Estados Unidos. Eso fue hace dos años y medio. ¡Dos años y medio! ¿Qué hizo la Corte desde entonces? Nada. Todo ese tiempo al pedo sin extraditar a un supuesto narco buscado por la Justicia gringa. Nah, mejor que siga disfrutando de la domiciliaria en su casita de Viedma. Pero después andan sacándose fotitos todos preocupados y comprometidos por el avance del narcotráfico.

La plana mayor de la Justicia federal de todo el país en un evento contra el narcotráfico en Rosario con presencia del juez Bailaque al día siguiente de que un fiscal provincial lo acusara en juicio de proteger al capo narco Esteban Lindor Alvarado
Segundo, ahora que se conoció lo de la transferencia de 200 lucas verdes, la Corte hizo saber que en realidad no tiene el expediente de la extradición. Parece que, ante un pedido de la defensa de Machado (a cargo de Francisco Oneto, el abogado personal de Javier Milei), el 21 de agosto mandó la causa de vuelta a Neuquén para que, vía Cancillería, chequee si es cierto que la Justicia estadounidense habría modificado la acusación contra “Fred”, desligándolo de los cargos de narcotráfico y lavado para dejarle sólo el de estafa. Ah, mirá vos.
O sea, para que se entienda, chicos: la Corte podría haber resuelto el caso hace dos años y medio, pero prefirió dormirlo hasta que, según dice la defensa de Machado, cambió la calificación legal en Estados Unidos. Ajá. Y como eso, que, según veremos enseguida, es absoluta y completamente irrelevante para extraditarlo, hay que chequearlo, a la Corte no se le ocurrió mejor idea que mandar el expediente a Neuquén y ordenarle al juez federal que lo determine por vía diplomática.
¿Saben qué significa eso? ¡Por exhorto internacional! O sea, un trámite formal que puede demorar larguísimos meses para averiguar algo que se podría determinar en cinco minutos con un llamado de teléfono al juzgado de Texas o incluso online mediante un documento certificado de la causa por centavos de dólares.
Y todo este quilombo y demoras, además, sin ningún sentido porque no cambia absolutamente nada, a los efectos de la extradición, si el amigo de Espert está acusado de narco, lavador y estafador o sólo de estafador. No deja de haber doble incriminación, no se pierde ningún elemento requerido por el tratado de extradición con Estados Unidos ni por la ley de cooperación internacional en materia penal para mandar a “Fred” Machado culo pal’ norte. Nada. Lo único que tenía que hacer la Corte era confirmar o no la extradición. Y el caso es más fácil que la tabla del dos. Lean el excelente dictamen del Procurador interino.
Y el eventual cambio de calificación, supuestamente posterior al dictamen fiscal, no cambia nada. De hecho, el art. 18 de la ley de cooperación dispone que “si la calificación del hecho constitutivo del delito que motivó la extradición fuese posteriormente modificada en el curso del proceso en el Estado requirente, la acción no podrá proseguirse sino cuando la nueva calificación hubiese permitido la extradición”. Y acá ni siquiera eso ocurre, pues no hay una nueva calificación. No es que estaba acusado de estafas, narco y lavado y de pronto dicen, ah, no, no, en verdad era un hurto menor. Cualquiera que fuese la calificación, sólo con estafas o también con narcotráfico y/o con lavado, sería procedente la extradición. No había nada que pensar ni averiguar.
Es un escándalo que la Corte siga dilatando lo que corresponde de manera clara conforme a la ley. Y los rumores de que hubo un acercamiento de los abogados de Machado a un estudio jurídico para que intentara dormir la causa sólo hacen que todo se vea, si es que acaso resulta posible, peor. Así que no me digan más, les ruego, que el problema del narcotráfico en la Argentina es culpa de los peruanos de la 1-11-14. Con estos políticos, con estos jueces, con esta Corte Suprema, agradezcan que no somos Colombia, chicos.
Hasta la semana que viene.
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